Estar en equilibrio con nosotras mismas requiere de un cierto mantenimiento. Algo muy importante es encontrar lo que nos gusta . ¿A qué le dedicamos nuestro tiempo?
“Es que no sé lo que me gusta”…es una frase que escucho con cierta frecuencia. A veces es verdad y a veces no lo es. Creo que dado el poco tiempo que tenemos las mujeres hoy en día desechamos la idea de invertir tiempo en cosas que nos gustan porque estamos mirando el coste/beneficio y pareciera que si algo nos gusta entonces no califica como productivo, por lo tanto es desechado.
Hacemos todos este proceso y no nos damos cuenta que priorizamos entonces todo lo que debemos hacer y desechamos mucho de lo que queremos hacer. Normal es entonces que si nada califica lo suficiente como para ser productivo y placentero a la vez nos quedemos solo con lo productivo. Pues bien, quizá pueda ser una buena idea a corto plazo por un millar de razones pero a largo plazo esa actitud no es sostenible.
Necesitamos descansar, disfrutar y gozar tanto como producir y cumplir con nuestros deberes. Nos hemos olvidado que el disfrute es una parte imprescindible para una cualidad de vida mínima. No somos súper heroínas ni robots sino seres humanos que tienen experiencias que necesitan ser integradas. ¿Crees que con el estrés y productividad de base tienes suficiente para integrarlas? Sino añades un poco de reposo, novedad y goce a esa receta el plato resultante será soso e incluso amargo.
Cuando nuestro cuerpo está relajado o haciendo algo nuevo (por placer) se abre en distintos sentidos. Esta apertura es la que hace que las experiencias se integren mejor. También hace que seamos capaces de liberar nuestra creatividad puesto que nuevos inputs equivalen a nuevas perspectivas posibles. Y ahí tienes otra razón por la cual invertir en goce puede también ser productivo! Pero es una consecuencia, no un fin. Darnos el permiso de disfrutar, recordar que nuestro tiempo es nuestro, que pasa volando y que vale siempre la pena invertirlo en nuestra felicidad.
Ahora bien, ¿Qué pasa cuando es verdad que una mujer no sabe lo que le gusta?….Pues que averiguarlo conlleva que invirtamos un tiempo para probar. Y no, ese tiempo no se traduce en productividad. Pero se traduce en una conexión con nosotras mismas, se traduce en abrir nuestra escucha al interior de nuestro ser y eso siempre, a la corta y a la larga es beneficioso. Si no tienes ni idea de por dónde empezar te sugiero algunos posibles puntos de partida:
- Recuerda lo que te gustaba hacer de pequeña….date una oportunidad para volver a probarlo, recuerda, no te lleves el baremo del juicio sino el del disfrute.
- Prueba algo que te de curiosidad. Es aconsejable que cuando pruebas algo sin estar segura si te va a gustar elijas aquellas opciones que no impliquen mucho tiempo de compromiso.
- Ten en cuenta en qué momento vital te encuentras. Es decir, si te apetece estar con otras personas o prefieres una actividad para llevar a cabo sola. No vale la pena ir en contra de lo que necesitas, respétate, es el primer paso para encontrar actividades saludables en las cuáles invertir tu tiempo.
- No tengas miedo de probar muchas cosas distintas. Es más que normal que tengamos que saltar de una actividad a otra antes de encontrar aquello que nos hace vibrar, que nos hace estar en “estado de fluidez” como dice Mihaly Csikszentmihalyi en su libro “Flow”.
- Ten cuidado de que tus prejuicios te impidan probar actividades. Hay veces que si encasillamos una actividad dentro de una profesión creamos que no vale la pena ni probarla puesto que nunca nos vamos a dedicar a ello. ¿Quién dijo que las actividades tienen una sola finalidad?
Como ves hay varias maneras de acercarte a hacer cosas hermosas con tu preciado tiempo. Tu cuerpo, mente y alma te lo agradecerán.