Tengo que….atender a los niños, poner la lavadora, entregar el informe, llamar a mi madre, pasear el perro, terminar el curso, comprarle el regalo, hacer ejercicio, contestar en el grupo, mirar el último capítulo, echar un polvo, empezar el libro, tirar la basura, cortarme las uñas, ir al mercado, contestarle a mi hermano, mirar el presupuesto, dejar de comer tanto, ser mejor en todo, tener más paciencia, tener más ingresos, comprarme ropa, andar en bicicleta, saber qué significa oprobio y dejar de gritar.
¿Cuántas de estas frases te dices a diario? ¿Cuántas de éstas se convierten en imposiciones que se transforman en culpa por no poder cumplirlas todas en el tiempo/espacio que nos dictan nuestras (¿?) expectativas?
Todas tienen que ver con H A C E R C O S A S.
Y tú, ¿Dónde estás tú? Me refiero a tu ser. Me refiero a sentirte. Me refiero a parar la rueda y saberte en el mundo. Sentirte en el mundo con el propósito de ser. De estar contigo misma. Escuchar tu cuerpo, tus emociones equilibrar la balanza de tu mente. Darte un respiro, y otro más, y otro más hasta que te des cuenta que necesitas muchísimos más todos los días.
Estar disponible para ti y no tener que sentir culpa por ello. Sino sabes que hacer, no hagas nada. Quédate contigo misma, respira profundo, acompáñate como acompañas a los demás. Escúchate como lo haces con los demás: con la misma paciencia, el mismo amor, la misma calidad.
Quizá algo hoy no te salió bien, pero estás aquí. Puede ser que te hubiera gustado terminar aquello, pon el foco en que lo empezaste. Te hubiera dejado más tranquila tener esa conversación, valora que diste el paso a decirle que tenéis que hablar.
Estar contigo es validar tus esfuerzos, no solamente los resultados. Que no hayamos terminado algo no quiere decir que no hayamos invertido tiempo, energía, creatividad, pensamientos y emociones. Valida lo que eres capaz de hacer y lo que te supone un reto hoy. Valida tus decisiones de cortar con lo que te desgasta, lo que ya no te aporta, lo que no decidiste o lo que descubres que no te hace bien.
Procura que cuando te preguntes: ¿Dónde estoy? Sea en tu centro o de camino hacia él, aunque sea lejos en este instante, camina en esa dirección.