La gestión de nuestra expectativas

¿Te ocurre que cuando te enfrentas a determinadas situaciones sientes más miedo que disfrute?

¿Se te agolpan más imágenes y palabras negativas que positivas?

¿Pensar en hacer te produce agobio antes de empezar?

La respuesta a esas preguntas puede tener que ver con las expectativas. Cuando delimitamos un objetivo que nos gustaría cumplir nos imaginamos el ideal de la situación. El ideal se construye basado en experiencias anteriores, a veces vividas y a veces simplemente proyectamos las experiencias que vemos de los demás o los demás nos cuentan. Así creamos un mundo en donde las situaciones ocurren como nos hemos imaginado, en el tiempo que nos hemos imaginado y las personas responden como nos hemos imaginado. Sólo hay un problema, que eso está en nuestra mente, y la realidad  sucede a pesar de nuestros ideales.

Cuando la realidad se presenta nos frustramos, enojamos, desanimamos….Y nos quedamos rumiando que el mundo está en contra nuestra. Que hay un complot interplanetario para oscurecer nuestra experiencia vital.

¿Qué opciones tenemos para gestionar nuestras expectativas?

Al tener situaciones por delante, podemos hacer el trabajo de imaginar distintas posibilidades, está bien tener un ideal de donde partir, soñar en positivo es una experiencia creativa necesaria para construir realidad. Ahora bien, la cuestión es no quedarse solamente con la opción que nuestro ideal nos brinda. A esa primera construcción mental de imaginería tenemos que agregarle más. Pensar algunas posibilidades de lo que puede suceder en la realidad, distintas combinaciones que integren factores predisponentes a conseguir nuestros objetivos y factores limitantes con los que, es probable, nos tengamos que enfrentar.

El pensar en variaciones de nuestro ideal es ya una práctica de solución de problemas.

El hecho de realizar distintas construcciones mentales nos ayuda a estar preparados para afrontar lo que pudiera llegar. Aún si no soy capaz de imaginar lo que después en realidad ocurre: es importante salir de nuestro ideal porque eso pertenece a nuestra zona más infantil, que no tolera la frustración y necesita sentir/pensar que va a salirse con la suya siempre.

El trabajo adulto consiste en aceptar la situación tal y como es: no para conformarse, no para no hacer nada. Sino porque en la aceptación está implícito la comprensión más profunda de lo que está sucediendo, sin maquillajes ni fantasías añadidas. Una vez esa foto está correctamente sacada con todos sus componentes puedo comenzar a imaginar qué cambios puedo hacerle para que se parezca a lo que quiero/necesito/decido.

Tener expectativas razonables implica que hemos traspasado los contenidos puberales del deseo y hemos hecho un análisis que implica el dialogo: Mente, emoción y cuerpo. Después de ese diálogo obtengo más información de cuáles son mis necesidades reales, mis límites, las herramientas con las que cuento y las posibilidades existentes (al menos algunas de ellas).

Gestionar nuestras expectativas nos ayuda a sostener nuestra energía vital en el día a día. Nos ayuda a ser más honestos con nosotros mismos. Nos guía en el transcurso de los retos que nos pongamos o nos vayamos encontrando en el camino. Es un trabajo artesano-emocional, en el cual hemos de tratarnos con mucho mimo para entender que en cada ciclo vital tenemos un ritmo, el que tenemos y no otro. Jugar con las cartas que poseemos y ser creativos con ellas en la medida de lo posible.

Hay situaciones límites, situaciones en la que poco podemos elegir o que nos sorprenden de tal manera que nos dejan fuera de juego por un tiempo. De esas situaciones hablaremos otro día, pero las que permiten cierto margen de maniobra, de esas sí que podemos intentar gestionarnos mejor.

Cuanta más práctica obtengamos ingeniando posibilidades y accionando sobre ellas se irán reduciendo el miedo y el agobio e irá instalando el bienestar de sentir que soy capaz de improvisar flexiblemente sobre mi vida.  Todos somos los directores/guionistas de nuestras vidas, también existe el productor, que es con quien tendremos que lidiar para llevar a cabo las escenas de nuestra vida.

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