No elijas hacerte mal

Cada día tenemos muchas posibilidades de escoger entre decisiones que nos reportan
bienestar o malestar. No quiero centrarme en la culpa, o en la autoexigencia. Sino todo lo
contrario, quiero poner el foco en el autocuidado y la posible generosidad con la podemos
tratarnos a nosotras mismas.
En cada pequeña decisión que tomamos en el día a día hay implícita la capacidad de
hacernos el bien. De elegir cosas que sumen a nuestro ser. Pueden ser cosas pequeñas
pero que reporten un bienestar en un porcentaje enorme si lo hacemos desde el amor y la
generosidad a nosotras mismas.
Estas pequeñas decisiones tienen que ver con la puesta en marcha de acciones concretas.
Puede ser elegir descansar un rato en vez de seguir corriendo para de todas maneras no
terminar con todo lo que tengo pendiente. Puede ser hacerme caso cuando quiero decir que
no y no terminar diciendo que si. Puede ser simplemente preguntarme qué necesito si estoy
enfadada en vez de seguir estándolo.
Entonces, ¿Por qué elijo hacerme mal? Pues muchas veces no lo elijo, simplemente “voy en
automático” y esto me hace que frente a las mismas situaciones tome las mismas
decisiones que terminan abocadas a sentirme mal, hacerme mal y no tratarme con el amor
y respeto que merezco.
¿Qué puedo hacer para salir del modo automático? Estar presente conmigo misma.
Escuchar mis emociones y necesidades. Darme espacios de hacer cosas que me gusten,
me hagan sonreír y recordar que estoy viva. La naturaleza y el arte son dos grandes aliadas
para la toma de conciencia y fomentar acciones de bienestar con nosotras mismas.
Una pregunta que ayuda como baremos para hacerme bien es: ¿Estoy invirtiendo energía o
estoy gastando energía? Poder hacerse esa pregunta a diario y saber responder es un
ejercicio de autocuidado simple y eficaz.

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