Trabajar con nuestra Confusión

La sensación de estar confundidos, nublados o perplejos nos invita a buscar nuevos caminos. La incomodidad presentada por el «no saber» convoca al pensamiento a explorar nuevas maneras de ver y sentir lo que sea que se haya presentado como reto. ¿Cuánta creatividad ha despertado gracias a la confusión!

Cuando superamos el umbral de la contrariedad nos damos cuenta del terreno fértil que tenemos bajo nuestros pies y que nos permite conocernos de una manera más profunda. Son esos momentos en los que podemos elegir evolucionar o seguir en el mismo nivel viendo lo que ya vemos. Es como ir subiendo una montaña; cuanto más subimos: más perspectiva y más horizonte podremos ver aunque en algunos momentos del camino haya otras montañas más altas enfrente o densa vegetación. A medida que vamos subiendo la visión se va extendiendo. Nuestra confianza va en aumento porque hemos podido subir un poquito más y el esfuerzo en vez de ser solamente un fastidio se convierte en oportunidad.

Cuando traspasamos el umbral de la sensopercepción nos podemos adentrar en la intuición que es nuestro sexto sentido. Aquello que sabemos más allá de lo tangible. Aquello a lo que nos sentimos dirigido, y cuando seguimos, estamos en el lugar que tenemos que estar. Seguir esta voz interna no siempre es fácil porque suele entrar en conflicto con «lo que queremos», nuestro ego. Poner en perspectiva lo que ambicionamos facilita educar el ego para que éste no se infle desmesuradamente y nos haga seguir un camino lejos de nuestro Ser (del cual si vamos en automático el precio a pagar es altísimo).

El hormigueo de la confusión nos saca de una modorra estéril que puede sentirse cómoda hasta que se convierte en cárcel mental. Cuando estamos dentro de esa esfera estancada nuestra creatividad para desarrollar la vida no aparece al ser convocada porque el instinto requiere cierta atención para respondernos.

Cuando hay confusión no te quedes en las sensaciones desagradables, éstas son solamente un aviso de que tienes que moverte. Pregúntate, ¿Qué me están pidiendo mis sentidos? ¿Qué quiere decir este síntoma? ¿Cual es la razón de tanta intranquilidad?

Por supuesto que no todo lo que nos ocurre tiene un sólo origen más bien es multifactorial. Es pertinente prestar atención a todas las áreas de la vida: a la fisiológica, a la mental, a la espiritual, a la senso-perceptiva y a la emocional. Todo nos da información sobre cómo estamos y a dónde necesitamos dirigirnos. La confusión es cómo el inicio de una tormenta. Te hace preguntarte si tienes que moverte de donde estás y si has de tomar algún recaudo.

Traspasar el miedo que llega con la confusión es el primer paso para entender qué viene a decirnos.

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