Hoy quiero invitarles a reflexionar sobre dos palabras que todos conocemos: dolor y duelo. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en su origen y lo que realmente significa en nuestras vidas?
La palabra «dolor» proviene del latín dolor, que significa «sufrimiento» o «tristeza». Esta raíz nos recuerda que el dolor no es solo una sensación física; es una experiencia profundamente emocional que puede surgir en momentos de pérdida, desamor o cambio.
La raíz «delh-» invita a pensar en una penetración profunda, una sensación que se clava en nosotros y nos afecta en lo más íntimo.
Es una sensación de la que, en general decidimos huir o nos cuesta mucho atravesar pero que puedes ser de gran importancia como parte de nuestro crecimiento individual y emocional.
La palabra «duelo» proviene del latín dolium, que significa «recipiente» o «vasija», pero también está relacionada con dolor en el sentido de sufrimiento. Sin embargo, en este contexto, se deriva del término duellum, que se refiere a un combate o lucha.
El Proceso de Duelo
Cuando enfrentamos la pérdida de alguien querido, el dolor se convierte en una parte inevitable de nuestro viaje. Es un recordatorio de cuanto amamos y valoramos esa conexión. Sin embargo, es crucial entender que este dolor tiene un propósito. Nos permite procesar nuestras emociones, honrar nuestros recuerdos e integrar esta nueva realidad.
Aquí hay algunas reflexiones sobre cómo podemos navegar por este proceso:
- Permítete sentir: No evites el dolor. Permítete sentir cada emoción que surja. Llorar no es un signo de debilidad; es una expresión de amor y pérdida.
- Quizás te sirva compartir con otros: Hablar con amigas o familiares que han pasado por experiencias similares puede ser reconfortante.
- Honra tus recuerdos: Crea rituales o actividades que te ayuden a recordar a esa persona. Puede ser encender una vela, escribir cartas o simplemente compartir anécdotas.
- Busca apoyo profesional si lo necesitas: Habitar un espacio seguro puede, sin juicios y con la premisa de priorizarte colabora en tu proceso de integrar tus vivencias.
- Recuerda que el dolor también transforma: Aunque el camino del duelo puede ser complejo, también puede llevarte a un lugar de crecimiento personal y resiliencia.
Reflexión Final
Solemos tener la creencia de que entrar en esta etapa de duelo y permitirnos sentir lo que allí ocurre nos convierte instantáneamente en “flojos, cobardes, sensibleros, tontos, etc.”
Nos permitimos mucho más la expresión de las emociones positivas que las negativas, y esto puede convertirse en un problema porque todas las emociones y la expresión de las mismas son necesarias para mantenernos en equilibrio.
Cada expresión de nuestras emociones y lo que allí se aloja tiene una función que da sentido al proceso que está ocurriendo. Reprimir nuestras emociones retrasa el hecho de darle sentido y lo condena a expresarse de manera desajustada
El dolor es una parte intrínseca de nuestra experiencia humana, habitar este proceso como los otros que la vida nos propone son lo que nos hace ser quiénes somos. Somos retazos de historias, de experiencias y también de nuestras pérdidas.
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